la caja de pandora

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lunes, 6 de agosto de 2012

Cada uno lleva su alma

"Cada sol que guarda el cielo
tiene un desierto para brillar "



Hay un amor que no se puede explicar, es parecido al que uno siente por la familia, pero no es tal, es distinto. No es más fuerte ni más débil, es esencialmente diferente. Es el amor que despierta esa gente que llega a nuestra vida por elección. Como los hijos o abuelos del corazón. 

Es increíble cómo, sin compartir la misma sangre, el cariño por ellos es tan fuerte. Son invitados de la vida. No hay papeles, ni vínculos forzados. Simplemente, aparecen y caminamos a la par. Y se vuelven parte de uno, de los recuerdos, parte de aquello que construimos juntos. 


Algunos, son angelitos, chiquitos, que por la voluntad y deseo, son recibidos en una casa que les es extraña, pero que los espera y ansía hace tiempo y que los recibe con más expectativas que los más buscados. Son aquellos que de un día para el otro convierten a simples parejas en papás.


Otros, son aquellos parientes del corazón, que también adoptamos como propios, porque se inmiscuyen en cada lugarcito que les reservamos y no podemos imaginar la vida sin ellos. El sólo hecho de perderlos nos hace caer en la cuenta de lo imprescindibles que se volvieron. 


Y así, sin más, llenamos los días de hijos y abuelos que aprendemos a querer, no por crianza, ni por tiempo compartido. Abrazamos familias y amigos que queremos porque los invitamos, no a conciencia, ni por obligación, sino que elegimos con el corazón, nada más honesto, nada más real.








2 comentarios:

  1. hermoso hnita de la vida!!(esta haciendo hang loose) jajajaj
    sheffa

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  2. "nada como ir juntos a la par", bien tata lindas y sabías palabras! Se me pianto un lagrimon...te amo hermanita, Cos.

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Te leo