la caja de pandora

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lunes, 20 de junio de 2011

LOS MINIPERIODISTAS DE LA CAVA

Cámara en mano los chicos de sexto grado del Colegio Santo Domingo Savio, de La Cava, esperan con entusiasmo una nueva clase del Taller de Fotoperiodismo que inició junto con el ciclo lectivo. El programa es parte del proyecto “Pequeños Periodistas” que se enmarca en un conjunto de actividades que los alumnos de quinto y sexto grado realizan dentro de una jornada extendida de dos horas. Según explica Viviana Avendaño, docente de los chicos, “la intención no es darle más tarea o clase, sino que, conociendo su realidad, no estén solos en sus casas ni mucho menos en la calle”. Para Viviana la respuesta de los chicos fue muy buena, porque es un espacio para expresarse más allá de los institucional y formal.
“Cuesta que en este entorno los chicos se expresen y disfruten sin tapujos, pero lo consiguieron clase a clase”, concluye.
Además de a somarse a la labor periodística, los chicos pueden participar de una juegoteca y talleres de plástica y lectura. Natascha Hinsch, responsable del área de Desarrollo Institucional del Colegio cuenta que “la convocatoria a los talleres fue realmente buena, los chicos se quedan siempre y nadie se los quiere perder”.

La idea nació a través de la Asociación La Nueva Esquina, que trabaja dentro del partido y consiguió ponerse en contacto con la ONG española EDC “Educación, deporte y cooperación”, encargada de la financiación del proyecto. Desde EDC explican que es un proyecto de cooperación internacional para reducir el riesgo de drogadicción y delincuencia infantil y juvenil en Villa la Cava. Fue en esta misión que se conocieron la Socióloga Aldana Naredo y la fotógrafa, Ana Candela, que vino de España, para juntas trabajar hombro con hombro junto a los pequeños reporteros. Ana es quien diseñó el plan de trabajo, que también fue realizado por ella en Palestina. Habiendo ya llevado adelante la experiencia se le ocurrió hacer un intercambio de cartas entre los chicos palestinos y los de La Cava. Si bien sus realidades parecen en extremo diferentes, la mirada que dan los chicos al mundo en que viven da cuenta de que aún habitando en lugares distantes viven de un modo particular “sus guerras”. La violencia, el delito y las drogas, son temas recurrentes en los mensajes de los chicos de La Cava. Por eso el proyecto centra su atención en ofrecer alternativas a la situación de precariedad en la que viven los chicos y jóvenes del barrio.

Los chicos aprenden a ser periodistas: tienen credenciales de reporteros, hacen entrevistas, sacan fotos y en vistas a fin de año, surgió como iniciativa de ellos, hacer un periódic

o del barrio. Porque según cuentan las docentes fue tal el compromiso de los chicos que quisieron crear un lugar donde depositar sus creaciones dentro del taller”. Durante los dos meses que lleva en marcha el proyecto los chicos hicieron tres salidas de campo con sus cámaras en mano. Lo que primero cubrieron fueron las inmediaciones del Colegio. Sacaron fotos en el jardín y la guardería y a quienes trabajan allí. Si bien estaban entusiasmados, la salida más esperada fue la que implicó salir del barrio, “ir más allá de la La Cava”, explica Aldana Naredo. Observaron y retrataron la periferia. “Esto abrió un debate sobre las nuevas casas y la urbanización”, explica la socióloga. Por último llegó el turno de “mi lugar”, donde los chicos recorrieron los pasillos de La Cava acompañados de los maestros y de sus padres. Fueron en caravana espiando su espacio, sus casas y sus habitantes. “Los chicos no se llevan tarea a casa y todo el trabajo se realiza en clase, las clases están planificadas pero no son rígidas ni estáticas, evolucionan y se adecuan a las necesidades e inquietudes de los chicos, la idea es no ser una carga, sino estimular su creatividad”, comenta Aldana. Sin embargo, para su sorpresa, desde el comienzo del taller, por iniciativa propia, los chicos fueron llevando a clase recortes de noticias, temas de discusión y propuestas que surgieron en sus casas. Además, para trabajar la modalidad noticiero y filmación armaron a modo artesanal la placa de “corte o acción ” usada por los cineastas. También hicieron un corto de leyendas del Colegio, se organizaron con amigos que no eran del taller y filmaron la “historia de la llorona” en el baño del la escuela.

Dos de los alumnos se animan a contar su experiencia: a Abril Sánchez le gusta fotografiar personas y a Esteban le gusta experimentar con el zoom. (ver foto-izquierda)

Aldana confiesa: “Estoy re contenta, me gusta trabajar con chicos porque tienen otra mirada. Teníamos chicos que no hablaban nada y empezaron a hacerlo, es genial ver ese avance. En el juego y la recreación se animaron a hablar de su vida, de su realidad”. Por su parte, Ana Candela, “embajadora”de la ONG EDC, cuenta: “Me ha encantado estar con los chavales, la experiencia fue estupenda. Teniendo en cuenta la realidad en que viven, donde a veces el disfrutar queda relegado, aquí pueden ser ellos mismos y jugar como chicos que son”. Además agrega: “Tienen que saber que su mirada es importante y cuenta”.

Desde EDC sintetizan: “La misión es motivar la atención de los jóvenes hacia actividades de equipo en las que sean partícipes y creadores, donde su autoestima se vea reforzada, donde los chicos y adolescentes crezcan como personas y canalicen su energía en acciones comunales: periódico del barrio, comedor social, cine comunitario, teatro, así como participando en actividades deportivas (liga de fútbol infantil, gimnasio, voleibol y danza)”.

El fin último de todas las actividades que se desarrollan en el Colegio Santo Domingo Savio, donde se educan y alimentan más de 1100 chicos de La Cava, es dar oportunidades de recreación a los chicos del barrio, ayudándolos a tomar conciencia de su dignidad como personas y transmitiéndoles valores para que puedan insertarse en la sociedad como ciudadanos íntegros.

Fue muy emotivo estar con los chicos, realmente tenemos mucho que aprender; como persona y como futura periodista los chicos me dieron un gran lección: su mirada también cuenta y es hermosa.

lunes, 13 de junio de 2011

UN EJEMPLO DE MUJER

Noelia, Noelia, Noelia

Como diría Nino Bravo “hay una chica que es igual pero distinta a las demás”, ella es Noelia. Con 24 años, además de ser mamá, cuidar de su familia, haber estudiado y trabajado simultáneamente, Noelia no es una mujer de molde, sino que es dueña de un modelo que le es propio y que nació de su aprendizaje y experiencia personal.

Cuenta haber roto con un estereotipo autoimpuesto y confiesa que fue ella quien tenía prejuicios sobre su persona y lo que su entorno pudiera decir de “una chica de La Cava”. Hoy puede expresar con orgullo que derribó una “pared” que ella misma había levantado para salir al mundo a “mostrar que se puede”.

Ella quiso tener un título para “salir de lo de siempre”, porque nadie en su familia excepto ella tiene uno. Entró a la Escuela de Enfermería a través de un programa de becas que otorga la Municipalidad como apoyo a aquellos alumnos que quieren seguir carreras de grado. Noelia fue seleccionada por haber sido segundo mejor promedio en la escuela secundaria en que estudió, el Colegio Santo Domingo Savio.

Noelia es una multiplicadora ejemplar del proyecto, ya que ha finalizado sus estudios en Enfermería, una vez más, con un excelente rendimiento académico. Sin embargo, deja entrever que no son las calificaciones lo que más le importa.

Su gran aspiración es “mostrar que se puede” por eso hoy forma parte de este mismo proyecto que años atrás le dio la oportunidad de emprender la lucha contra lo que ella llama “la inercia de la villa”. Aunque no reniega de su procedencia tiene una mirada crítica sobre lo que sucede en su entorno: “existe una inercia que te lleva a no hacer, a esperar un mismo destino, pero yo tengo un hijo y no me puedo arriesgar a lo mismo que vi y sigo viendo cotidianamente”. A modo de balance sintetiza: “aunque era complicado porque me tenía que ocupar de la casa, de pasar tiempo con mi pareja y jugar con el nene, estudiar y trabajar al mismo tiempo me sirvió”.

Si bien es evidente que gran parte del esfuerzo lo debe a sus ganas de darle a su hijo un futuro próspero, para la joven sus grandes pilares son su pareja y Graciela Lapiogi, quien puede ser definida como su “hada madrina”. Graciela es Bioquímica, fue profesora y jefa de Noelia, pero además puede ser considerada su mentora. Noelia la define como una “gran contención” frente a la adversidad de no tener una vida “tipo, tradicional”. Menciona que lo diferente en su formación no es sólo el no haber tenido una familia sólida ni contar con el dinero suficiente, sino no haber contado con alguien del núcleo familiar que la acompañe.

En cuanto a la carrera explica: “la cursada es exigente pero excelente, uno sale habiendo realizado un gran aprendizaje y se lleva una importante enseñanza respecto al prójimo, porque al estar el programa enfocado a la comunidad, uno termina conociendo a la persona en su totalidad”. Además confiesa, a modo de anécdota, que se sintió “sapo de otro pozo” por haber estado en un hospital “super top“, pero también admite “haber maquinado” de forma anticipada posibles prejuicios que los demás pudieran tener hacia su persona.

A Noelia se la ve feliz y luce con orgullo su medalla, sin embargo, a pesar de sus logros dice sentirse “frustrada” al ver a aquellos que no tienen motivación o se dejan llevar por la inercia del “no hacer”. Igualmente ese no es su caso, ella prefiere focalizarse en los jóvenes que sí tienen iniciativa y “lucha por esos otros”.

Noelia ya no se oculta tras aquella pared de prejuicios que solía tenerla prisionera y puede asomarse al mundo para contar la enseñanza que lo vivido le dejó. Hoy revela: “tengo la idea de que soy mucho más fuerte, porque salí adelante sin una familia que me diera todo, sea tiempo o plata, yo me hice sola”.


sábado, 4 de junio de 2011

Escritora multifacética y vecina ejemplar

En este espacio puedo darme el gusto de publicar las notas "en crudo" por decirlo de alguna manera. Comparto mi primera experiencia real, si se quiere, frente al teclado.

Blanca Lucila Grassetti es la autora del libro “Hielos Continentales, la verdadera historia que nuca se contó”. Es maestra de grado y Licenciada en Ciencias Políticas, carrera que inició siendo adulta. Si bien se declara apolítica, es férrea defensora de un civismo consciente y responsable. Además de su pasión por la escritura vive un romance con el periodismo y prefiere definirse como periodista crítica.

“Todo redunda en la enseñanza”. Blanca se confiesa y cuenta con orgullo que la experiencia le permitió descubrir que lleva la vocación de docente en el alma. Aunque hoy se dedica a “educar a la sociedad”, hace 20 años que dejó atrás dicha profesión para entregarse por completo a la comunidad y la lucha en defensa de los hielos continentales.

Dos son las motivaciones que la llevaron a escribir el libro “Hielos Continentales, la verdadera historia que nuca se contó”. La primera es el amor que le inspiró la Comisión de Defensa del Hielo Continental Patagónico y sus integrantes: el Contralmirante Jorge Fraga, el Ingeniero José Speziale y el Licenciado en Diplomacia Rodolfo Koessleer Von Ilg; a cuya memoria dedica la publicación. La segunda razón que la llevó a las letras fue su pasión por el civismo y la justicia, sendos disparadores que hicieron que a los 50 años decidiera estudiar Ciencias Políticas.

Resulta curioso que luego de tal determinación haya optado por una política no partidaria, pero Blanca sostiene con convicción: “lo importante es involucrarse en temas que hacen a la comunidad y al civismo, porque la vida cívica nos rige”. Su decisión explica que también forme parte de la Asociación Cívica Conciencia, organización no partidaria sin fines de lucro, para desde allí explicar a la ciudadanía cómo ejercer sus derechos.

Entre pasajes de su historia y anécdotas de sus múltiples labores resuena y hace eco la palabra comunidad. Comunidad a la que Blanca dice haberse “dedicado enteramente, porque si bien lleva tiempo, la entrega completa a San Isidro es hermosa”. Cuenta que sus abuelos, inmigrantes italianos, llegaron a San Isidro “para quedarse” y como ellos toda su familia. Para Grassetti “San Isidro tiene justificado su nombre ‘es distinto’, porque se lo ha ganado por su cuidado, su traza, sus lugares históricos y, por sobre todo, por su progreso”.

Y así como San Isidro luce su ser distinto, Blanca lleva con honores el título de vecina ejemplar, porque su dedicación de tiempo completo a la comunidad inició en el año 1989 cuando decidió formar parte de la Asociación Hijos y Amigos de San Isidro. Hace 22 años se convertía en la única mujer entre los fundadores de la entidad. En palabras de Blanca: “sábado y domingo son los mejores días para seguir trabajando por la comunidad, el civismo y la justicia”.

Es evidente que en la vida de esta ciudadana multifacética no hay grises. El mismo compromiso con que encara sus proyectos fue volcado a la publicación del libro. “Fue un trabajo muy apasionante, donde me comprometí con una investigación del principio al fin, no hay lagunas” concluye Blanca, quien durante más de un año y medio se dedicó a la recabación de información y edición del libro.

Si bien es maestra por vocación y Licenciada en Ciencias Políticas por elección, hoy bien puede ser considerada periodista crítica, ya que en su libro, como prefiere decir ella, refuta informes, notas y documentos publicados en distintos medios gráficos.

Como toda historia que llega a su fin la autora hace un balance de las ilusiones que ha depositado en su libro, expectativas que, lejos de acercarse a algún tipo de reconocimiento público o fin de lucro, una vez más dan cuenta de su lucha por la justicia y entrega desinteresada hacia la comunidad: “me gustaría que siendo este un año de elecciones la gente recapacite, observe, analice y piense en aquellas personas que elegirán como recipiendarias de parte de su libertad”.