la caja de pandora

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martes, 31 de julio de 2012

Al mal tiempo, buen humor

"Te marqué un tweet como favorito", me dice un colega en el laburo. Me resultó simpático, pero sin dudas curioso. Lo que estaba queriendo decir era que me daba el "ok", me daba el visto bueno de aquello que había dicho. Estaba premiando alguna de mis ocurrencias en 140 caracteres. "Y te retwitié" (así, a lo argento), insitió. Entonces, no sólo le gusto el guiño de mi frase, sino que también le hizo llegar mi breve momento de lucidez a sus 1432 seguidores. Aprecié el gesto, pero me quedé pensando.

Mis fotos no tienen éxito en Facebook: no poso medio desnuda, no escracho a familiares, ni tengo una fotogalería política. Mi cuenta de LinkedIn es sobria, seria y dominada por el logos. Pero Twitter es distinto: tengo bronca, se nota; extraño Bariloche, a las claras está mi anhelo de volver a casa; descontrolé con amigos, de 140 caracteres, 120 los tipeo mal; tweet de denuncia, cuelgo foto...y eso no es todo.

Me deja jugar con un gran recurso, que si no sos linda ni muy elocuente para twittear, ayuda: el humor. A veces hasta me río sola, no me interesa si a nadie le importa, si no me retwittean, ni si consigo un favorito. Simplemente, ahí está, el mal chiste, la burla sobre mí misma, la foto en la que sí me escracho, los gustos que me doy y que me ponen kilos demás, pero que los llevo feliz. 

¿A qué voy? La verdad es que el detonante de esta reflexión no pega nada con el encadenamiento ilógico que me lleva a ella. Simplemente, estoy viviendo cosas muy duras e injustas y descubrí que sólo con buen humor y buen ánimo puedo superar. Así, hoy creo más que nunca en que poco cuenta la guita que lleves en el bolsillo o los 90-60-90 que menees por las obras en construcción. 

Sin amigos que te hagan el aguante, sin familia que extrañar y sin ese pibe que te vuelve completamente loca sólo con articular una palabra, nada tiene sentido. ¿Trillado?, seguramente, pero no viene mal de vez en cuando ponerlo en palabras que, en definitiva, es una forma de darle sentido a aquello que anda rondando: un suspiro, una lágrima, una carcajada y hasta una puteada.